3ª Jornada Mundial por el Trabajo Decente
Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in Veritate, “el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad”, y añade que “decencia aplicada al trabajo significa un trabajo, que en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”.
La realidad es otra y nos exige un mayor compromiso por alcanzar este objetivo.
Un joven obrero pierde dos dedos y denuncia a su jefe en Villena
(Diario INFORMACION) Un vecino de Yecla de 19 años ha denunciado al agricultor para el que trabajaba sin contrato en una finca de almendros de Villena al considerar que su supuesta lentitud, pasividad y falta de diligencia a la hora de socorrerle han sido la causa de que pierda dos dedos de la mano izquierda. Concretamente el pulgar y el anular, que quedaron enganchados en la máquina con la que estaba pelando almendras en un cobertizo en ruinas propiedad del denunciado. Una tarea que el joven jornalero estaba acometiendo sin haber sido contratado ni asegurado y sin haber recibido ningún tipo de formación laboral para tal fin.
Pero lo que Kevin Tárraga dice que no puede quitarse de la cabeza es la actitud que el dueño del terreno mostró tras producirse el siniestro. "Cuando los rodillos me engancharon la mano él estaba a menos de un metro de distancia y a pesar de que me vio llorando y gritando por el dolor fue incapaz de parar la máquina. Se lo pedí pero él siguió echando capazos de almendra como si no pasara nada", relataba ayer el herido al que le dieron el alta en el Hospital de Yecla el pasado domingo tras permanecer diez días ingresado.
"Al ver que no hacía nada me dio como una convulsión y me tiré al suelo. Fue en ese momento cuando paró la máquina. Entonces me ayudé con la mano derecha mientras apoyaba el pie en la base de la máquina y tiré con fuerza para poder liberarme porque los rodillos estaban machacándome ya hasta la muñeca; el dolor era insoportable y pensaba que iba a perder la mano entera", recordaba ayer con una sorprendente tranquilidad.
Cuando por fin logró liberarse todavía tuvo Kevin la sangre fría de buscar el dedo anular seccionado que cayó al suelo y guardárselo en el bolsillo con la intención de entregárselo a los médicos para que pudieran reimplantárselo. El pulgar no lo encontró. Se había quedado atrapado dentro de la máquina. "Le dije que me llevara rápido al hospital de Yecla -que es el más próximo dado que la finca está en las inmediaciones de la partida de Las Moratillas- y en lugar de darse prisa se puso a recoger las herramientas y a guardar el tractor en el garaje. Le volví a pedir que me llevara con urgencia al médico y me dijo que me esperase a que se cambiara de ropa. Yo no paraba de sangrar y me dijo que me echara tierra para cortar la hemorragia". Consejo que por puro sentido común el joven no siguió.
La denuncia la presentó al día siguiente de producirse los hechos el padre de la víctima en el cuartel de la Guardia Civil de Villena y, según ha hecho constar Kevin en su declaración, cuando el agricultor arrancó el coche para llevarlo al hospital le obligó a taparse la herida. "Sacó del capó un trapo viejo y manchado y me dijo que me lo pusiera en la mano para no ensuciarle el sillón de sangre. Y yo le hice caso porque no podía aguantar más y todavía no sé cómo no terminé desmayándome", añade.
El joven calcula que el suceso se produjo a las 15.45 horas pero en el hospital no ingresó hasta pasadas las 16.30 horas. El denunciado lo dejó en Urgencias y se marchó 15 minutos después sin informar de lo sucedido a los médicos. "Demasiada pérdida de tiempo para que pudieran haberme reimplantado los dedos", lamenta el herido. En cualquier caso el dedo seccionado que él se llevó consigo estaba muy dañado y el pulgar no pudo ser entregado a los médicos hasta dos horas más tarde. Demasiado tiempo. Además, para ello fue necesario que el hermano de Kevin localizara al agricultor y ambos se dirigieran a la finca para desmontar la máquina donde se encontraba.
El joven admite estar "tocado" emocionalmente. "No entiendo porqué esta persona actuó así. Si hubiera parado la máquina y la hubiera desmontado ahora no me faltarían los dos dedos que me faltan", comentaba en la tarde de ayer sin que este diario pudiera trasladarle sus dudas al denunciado al resultar imposible localizarlo en Yecla y en su finca de Villena.
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